La semana que viene empieza la primavera, y eso significa que en breve empezaremos a quitarnos capas de ropa. Con ello, empiezan las preocupaciones de nuestro aspecto. Empezamos a buscar dietas y/o productos que hagan milagros, pero siento deciros que eso no existe.
Las dietas tienen su proceso, y éste no debe ser corto, ya que podemos sufrir el conocido efecto yoyó. Con los productos pasa lo mismo. No existe un milagro, pero es un complemento ideal para ayudar a llegar a la meta. Hoy te explicamos cómo aplicarlo para un efecto más intenso, ya sea un anticelulítico o un reductor.
1.- ¿Anticelulítico o reductor?
Es importantísimo saber diferenciar ambos conceptos, ya que son completamente diferentes.
Los anticelulíticos se usan para combatir la grasa localizada y la piel de naranja en zonas específicas. Aceleran el metabolismo de las células adiposas disolviendo el tejido graso, que serán drenados por el sistema linfático para eliminarse del organismo.
Los reductores se usan para remodelar y reducir volumen de un modo más global. Su composición suele ser a base de lipolíticos para eliminar la grasa, y drenantes para evacuar líquidos retenidos.
El trabajo ahora es escoger el producto que más consideres que necesitas. También existen en el mercado productos que combinan ambos tratamientos, pero debes tener en cuenta que su efectividad se verá reducida.
2.- Prepara tu piel
Uno de los puntos clave de cualquier tratamiento es la preparación de la piel.
Es vital que exfolies tu piel al menos una vez por semana para eliminar las células muertas de la capa córnea de la piel. Con ello facilitarás la penetración de cualquier producto que apliques en ella. En caso de no hacerlo, el producto se quedará por encima de las células muertas, lo que creará una barrera y el producto no podrá actuar de una manera óptima. Además, crearás una pequeña hiperemia (aumento de sangre) que ayudará a mejorar la absorción del producto.
Puedes exfoliar con un guante de crin o bien con un exfoliante, eso lo dejo a tu elección. Trabájalo sobre la piel con delicadeza, no queremos lastimar la piel.
3.- Aplicación
Estos productos no se deben aplicar como si fuesen una crema corporal más, hasta que se absorban. Siempre hay que acompañarlos de un masaje, para asegurarnos de su penetración y ayudarles a que actúen. Es por ello, que hay que dedicarles algo de tiempo, pero vale mucho la pena hacerlo.
El masaje debe ser con presión para romper las celdas de tejido adiposo, pero sin excedernos, ya que podríamos dañar más tejido. Hay que tener en cuenta que no se trabajan todas las zonas por igual, así que te daré unos consejos para cada zona. Eso sí, todos los movimientos deberán ser ascendentes, para facilitar la circulación sanguínea y linfática.
- En glúteos, realizaremos un masaje con los nudillos creando círculos ascendentes, para ayudar a levantar el glúteo. Insistiremos en las zonas más problemáticas. Deslizamos los nudillos en sentido ascendente. Podemos hacer pellizqueos suaves en la piel para ayudar a crear más hiperemia.
- En abdomen, trabajaremos con los nudillos como el anterior, pero los movimientos circulares se hará en el sentido de la digestión (sentido de las agujas del reloj) para evitar alterarlo. En la zona de cintura, trabajaremos en círculos más concentrados. También podemos realizar pellizqueos suaves.
- En los muslos, empezaremos trabajando la parte interna. Cuidado aquí con la presión, ya que es una zona que enseguida se nota el dolor, así que te aconsejo que bajes un poco la intensidad del masaje. Para evitar ese dolor, puedes realizar amasamiento con la palma de las manos, y si lo toleras bien, introducir los nudillos. Crearemos círculos ascendentes, e iremos haciendo los movimientos hacia el quadriceps. Añadiremos el pellizqueo. Pasaremos al lateral del muslo y la parte trasera, empezando por los movimientos nudillares (aquí insistiremos más, ya que son zonas donde se acumula más cantidad de tejido adiposo). Y acabaremos con pellizqueo suave. Si la piel se ha quedado muy enrojecida, ayudaremos con un vaciaje venoso, abrazando el muslo desde el inicio de la rodilla y subiendo hasta la ingle, con una ligera presión por todo el muslo. Haremos este movimiento 3 veces.
4.- ¿Cuándo aplicarlo?
Lo ideal, y lo que más te recomiendo es hacerlo después de una ducha. La piel está limpia y ayuda a activar la circulación sanguínea. Eso sí, no te excedas de agua caliente (procura que sea más bien tibia), ya que el agua caliente facilita la aparición de piel de naranja.
Te recomiendo que la aplicación sea siempre por la noche. ¿Por qué? La piel está preparada para que durante el día se proteja de los agentes externos, pero por la noche se pueda regenerar, para ello necesita energía, activando la producción de proteína y la disminución de grasa. Todo ello facilita la absorción de principios activos de las cremas anticelulíticas/reductoras.
¿Cada cuanto lo aplico? Cada día, sin saltarte uno solo. Es un tipo de tratamiento que se basa en la constancia. Aplicarlas unos días a la semana no hará ningún efecto, así que debemos ser insistentes.
5.- Otros consejos
Como he dicho al principio, las cremas anticelulíticas o reductoras no son un milagro, sino que son un complemento. Empezar un tratamiento así sin tener unas bases adecuadas no será suficiente. Para que te veas unos resultados adecuados deberás acompañar al tratamiento con:
- Dieta equilibrada
- No tomar alcohol
- Reducir la sal
- Ingerir pocas grasas, y que sean naturales
- Ejercicio moderado
- Evita la ropa muy ajustada
- Tratamiento intensivo en tu salón de belleza
Ten paciencia, por que no verás resultados de un día para otro. Se estima que sobre el mes empezarás a ver cómo cambia tu piel, pero para ello debes ser constante con tu rutina de cuidado. ¡Ánimo! Que los resultados te encantarán.
Si tienes alguna duda o quieres contarnos tu experiencia, no dudes en ponerte en contacto con nosotras.
¡Nos vemos el próximo jueves con más!